Hay momentos de nuestras
vidas, en que pensamos que lo hemos perdido todo, incluso llegamos a creer que
ya nada tiene sentido. Cuando suceden acontecimientos negativos en nuestras
vida, la mejor manera de sobrellevarlos es enfrentado la realidad, y no
escapando de ella. Hay que aceptar que no hemos ganado, pero tener en claro que
hemos perdido solo una batalla, no la guerra, solo fue un tropezón, y no una
caída. Aún así creo que lo más importante, es aprender, porque este tipo de
situaciones nos enseñan y mucho. Jamás confíes que lo tienes todo asegurado,
porque te llevarás una gran desilusión. Que perder no sea siempre sinónimo de
fracaso, que se convierta en ejemplo para trabajar con mayor esfuerzo, empeño,
sacrificio y vigor para no rendirse jamás .
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