Haz el bien sin mirar a quien
No
busques reconocimiento y agradecimiento… haz lo que ha de hacerse. A su tiempo
Dios nos agradecerá todo aquello que hacemos.
Muchas
veces la gente que está en nuestro entorno no se da cuenta de lo mucho que
hacemos por estar con ellas:
Tengo
una amiga que siempre está en problemas y no se da cuenta que está mal en su
forma de actuar. Pese a todo, yo le sigo perdonando. Es triste, pero parece que
cada vez que tiene una ocasión de dar gracias, en lugar de hacerlo, siempre
sale con una nueva crítica.
Sé
que duele mucho, pero en la vida hay personas así, piensan que tienen la razón
en todo y no dejan margen para el error.
Si
tenemos un amigo que está viviendo un mal amor, alguien que no le conviene, por
todos los medios posibles tratamos de decirle que no está bien lo que hace,
pero no hace caso porque no ve más allá de lo que está viviendo... pese a todo,
seguimos a su lado pues sabemos que nos necesita.
Cuando
somos hijos y ayudamos a nuestros padres, nunca es suficiente: puedes darlo
todo pero eso no te hace mejor a sus ojos. Puede que tengas a un hermano que no
hace ningún esfuerzo en atender a tus padres, y pese a ello, tus padres parecen
apreciarle más que a ti que estás siempre con ellos. Y eso ocurre en todos los
ámbitos, no sabemos agradecer lo que se nos da sin condiciones.
A
veces tenemos amigos muy posesivos, quieren todo nuestro tiempo para sí mismos,
y aunque se lo estés dando siempre te exigen más, y eso es mentalmente
agotador, es muy desgastador.
Por
eso siempre pienso que es bueno ayudar a las personas que nos necesitan, pero
evitando abocarse a una sola, porque nos desgata mucho y nunca será suficiente,
ni para los amigos, padres, hermanos…
Dios en su infinito amor nos da la capacidad de entregar mucho amor sin esperar nada
de nadie, pero eso no quita que sea algo que cansa y agota. Puede que sepas lo
que es vivir con alguien así, nunca podremos llenar los sacos de estas
personas, siempre estarán vacías porque son sacos sin fondo.
Lo
único que queda es hacer el bien sin esperar nada a cambio, porque tu premio
viene del cielo.
El
amor de nuestro Señor, que te bendecirá con un lindo hogar, con un buen amor,
con buenos amigos… esa será la recompensa de nuestro sacrificio por tratar de
satisfacer a todos lo que amamos, pero cuando ésta no está preparada es como
sembrar en el desierto…
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