Nosotros con la naturaleza humana que nos rige
nos cuesta un mundo poder perdonar y aún más olvidar. A veces pasan los años y
nosotros seguimos anidando aquellos sentimientos de rencor u odio hacia cierta
persona que nos hizo daño, sin darnos cuenta que esos sentimientos negativos
están evitando que avancemos en la vida cristiana.
Y es que puede ser cierto que lo que te hicieron
fue algo muy fuerte, pero aun así Dios quiere que perdonemos.
La voluntad de Dios es que nosotros podamos
perdonar a las personas que nos ofenden, a aquellos que de una u otra forma
marcaron negativamente nuestra vida, porque el PERDON es una llave que abre la
puerta de la PAZ, esa paz que todos nosotros anhelamos sentir en nuestro
corazón, esa paz que nos hace cada día sentirnos más cerca del Señor, esa paz
que muchas veces te es robada por la falta de perdón.
Hay personas que tratan de disimular que ya
perdonaron, cuando realmente muy bien saben que dentro de su corazón aun
guardan cierto rencor hacia aquella persona. A Dios no lo puedes engañar, a
Dios nadie lo engaña, Dios te conoce a perfección, Él sabe cómo está tu
corazón, El conoce el tamaño de tu herida y sabe muy bien que la única forma de
sanar esa herida es a través del perdón que debes otorgar.
Jesús decía claramente: “Así que, ¡tengan
cuidado con lo que hacen! Si tu amigo te hace algo malo, llámale la atención.
Si te pide perdón, perdónalo. No importa que en un solo día te haga muchas
maldades; si él te pide perdón, perdónalo”. Lucas 17: 3, 4
Pero siendo realistas como humanos imperfectos que somos, nos es
difícil asimilar que debemos perdonar al que nos hizo un mal. Pero Jesús nos
dice: “Si ustedes perdonan a otros el mal que les han hecho, Dios, su Padre que
está en el cielo, los perdonará a ustedes. Pero si ustedes no perdonan a los
demás, tampoco su Padre los perdonará a ustedes”. Mateo 6: 14, 15 (Traducción
en lenguaje actual)
Dios sabe que lo que te hicieron fue algo muy
duro, pero aun así Dios quiere que perdones, porque cada uno de nosotros por
nuestros hechos no merecíamos tampoco su perdón, es más, no merecíamos que el
viniera a la tierra, se hiciera hombre y muriera por nuestros pecados, aun
cuando El no conoció pecado, el Justo murió por los pecadores.
Si cada uno de nosotros entendiéramos el valor
que tiene el perdón que Dios nos ha otorgado creo que no se nos hiciera difícil
perdonar. Pero nosotros medimos con varas distintas, nos gusta que Dios nos
perdone, pero no nos gusta perdonar.
Dios es quien te consuela, Dios es quien te
levanta, tu tarea es perdonar, lo demás déjaselo a Él.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario